
.COMENTARIO DEL COMISARIO DE LA EXPOSICIÓN . BELLEZA ENCARNADA . DE LA ECH – Jaime Repollés
Los desnudos de Carmen Giraldez suelen estar recubiertos por envoltorios de diversas texturas y colores a modo de pieles desolladas, que el propio modelo emplea para proteger su desnudez, o su perverso narcisismo, de la mirada incisiva de la pintora. Esta mirada analítica, tan cortante como la propia iconografía de San Bartolomé, suele cartografiar el cuerpo en frías retículas, aunque también establece una intimidad, un contacto, allí donde los colores cálidos devuelven al esqueléticodibujo su tonalidad más carnosa. Esos puntos calientes pueden ser ojos, bocas, ombligos, pero siempre son encuadrados, dados a ver, por las yemas de los dedos donde el ojo abandona las estructuras euclidianas para abrazar la imagen. Todas las figuras de Giraldez se abrazan o piden ser abrazadas: sus manos acarician tejidos, cortan hilos, prueban temperaturas, rozan cuerpos, pero sobre todo descubren volúmenes, desvelan pliegues o miman texturas. La belleza táctil de Giraldez es necesariamente erótica, al estar encarnada en unos cuerpos que se aparecen a la vista gracias a una verdadera topología de los contornos donde las manos parecen tener siempre la última palabra.
2006 . Jaime Repollés |
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